sábado, 17 de noviembre de 2012

Las tejeras en Sada

A principios del siglo XX y hasta los años 70 se instalan en Sada  varias fábricas de tejas y ladrillos para la construcción.

Ya Xoán Antón Suárez Picallo escribía, el 15 de Agosto de 1935, en "El Pueblo Gallego" en relación con este asunto lo siguiente:

“...Sigue en importancia la industria de teja y ladrillo. Hay seis tejeras funcionando en cada una de las cuales trabajan, por término medio en la temporada estival de 20 a 25 obreros de ambos sexos, sumando en total unos 150. Esta industria en vías de normalización y bastante rutinaria por el momento, está llamada a ser, dentro de pocos años, la más importante de la comarca...”

A principios de siglo, cuando se instalaron las primeras tejeras, el proceso de fabricación era muy rudimentario y totalmente manual. La primera tejera de la que se tiene noticia es de la de Ignacio Temprano Pan en 1908 y luego la de Andrés Vázquez Pato.


Odosinda Varela y Andrés Vázquez  dueños de una de la primeras tejeras de Sada
El barro se extraía principalmente de las zonas húmedas ("brañas") donde estaba el aluvión o arcilla formada tras la sedimentación. Al principio se sacaba haciendo pequeños hoyos en el terreno, es decir, se sacaba barro de una pequeña porción de terreno y si llovía y el hueco se les llenaba de agua, procedían a hacer otro hoyo consecutivo al anterior porque el proceso de achicado tenía que ser manual y así no se acababa nunca.

En cuanto hubo motores eléctricos, el barro se extraía de un terreno mucho más amplio ya que, si llovía y se llenaba de agua el hueco, se procedía a desalojar la misma mediante una achicadora que, impulsada por un motor eléctrico, succionaba el agua del pozo y la vertía al río más próximo, quedando así el terreno en disposición de poder seguir extrayendo el barro.

Achicadora de la tejera de Amelia Vázquez . Puede verse salir el agua a la izquierda de la foto. 
Durante el verano se almacenaba el barro en los alpendres para poder fabricar el ladrillo durante el invierno cuando era más difícil extraer el barro.


Alpendre y muelas de secado de ladrillo.
Al principio el ladrillo que se fabricaba era un bloque sin agujeros y las tejas se hacían mediante un trozo de masa de barro rectangular al que se le daba la forma con un molde de madera llamado “formal”.

Posteriormente el proceso se fue modernizando y mecanizando un poco.

El barro seguía extrayéndose de los campones igualmente, a mano, mediante pico, azadón y pala. Se transportaba hasta el alpendre, donde estaba la máquina de fabricación, en un carro tirado por un caballo u otro animal de tiro.

Carro de volquete utilizado en la tejera de Amelia Vázquez para transportar el barro desde el barrero hasta cerca de la máquina de hacer la teja y el ladrillo
Una vez el barro cerca de la máquina se picaba con el azadón y se echaba en la tolva de la amasadora donde, después de pasar por los cilindros trituradores, salía a través del molde que estuviera colocado en la misma: la rasilla (de tres agujeros), el bloque (de seis agujeros) o la teja.


Tejera de Lolita Temprano. Obreros tapando con teja las muelas de ladrillo por si llueve.
Según salía de la máquina se colocaba en carretas y era llevado a las muelas de secado. Consistiendo éstas en unas hileras de ladrillo cocido de unos 20 metros de largo donde se colocaba el ladrillo húmedo hasta una altura de medio metro (cinco filas de ladrillo) aproximadamente para proceder a su secado. Estas muelas estaban al aire libre (por lo que cuando llovía era necesario cubrirlas con teja). Ahí estaba el ladrillo hasta que secaba lo suficiente para pasar al horno de cocción.

Las tejas que salían de la máquina eran colocadas en unos soportes de madera apilables. En cada soporte iban dos tejas. Estos soportes con las tejas se colocaban en las carretas y también eran llevadas al lugar de secado.

Los hornos de cocción eran de planta circular, dividido, en sentido horizontal, en dos partes separadas por una especie de emparrillado de ladrillo y con una chimenea en su parte superior.

En primer plano se ve el horno de cocción de la tejera de Lolita Temprano. Al fondo está su vivienda.
En la parte baja tenía dos puertas metálicas, opuestas una a la otra, que era por donde se introducía el serrín y la viruta para cocer el ladrillo o la teja.

En la parte situada encima de la anterior y separada de ella por el emparrillado de ladrillo, había una puerta más grande para introducir el ladrillo o la teja para su cocción.

Una vez lleno el horno se tapiaba la puerta con ladrillo y masa de barro que, una vez cocido, se volvía a destapiar para sacar su contenido ya terminado.

Por un lateral del horno había una escalerilla metálica que daba acceso a la base de la chimenea y donde había una trampilla tapada con una placa de metal que se utilizaba para poder seguir el proceso de cocción y dejar que se apagara el horno cuando ya el ladrillo o la teja estaban cocidos.

Una vez terminado el proceso se descargaba el horno bien directamente en un camión para su transporte al lugar de destino o bien se colocaba almacenado en el alpendre para su posterior venta.

Restos del camión utilizado en la tejera de Amelia Vázquez
Como consecuencia de esta actividad industrial aun podemos contemplar hoy algunas de las charcas que quedaron después de la extracción del barro. 


Uno de los pozos de la tejera de Amelia Vázquez,  resultante de la extracción de barro.
A pesar de que algunas fueron rellenadas debido a una orden del Ayuntamiento de fecha 25 de Marzo de 1918, siendo alcalde de la Villa D. José Mora Soto, acordando la Corporación lo siguiente:

“Se dio lectura a un informe de la Junta Local de Sanidad en el cual se indica la conveniencia de clausurar las fábricas de tejas que explotan en terrenos inmediatos a esta villa D. Ignacio Temprano Pan y D. Manuel Temprano Casal, proponiendo además la clausura de hoyos que se viene haciendo para extraer el barro con que se fabrican las tejas y ladrillos, los cuales constituyen un peligro para la salubridad pública. El Ayuntamiento teniendo en cuenta que en muchas ocasiones ya se les había advertido a dichos tejeros que rellenaran los hoyos y que lejos de verificarlos los ahondaron más formando grandes charcas y no pudiendo tolerarse esta causa de insalubridad, se acuerda llevar a ejecución lo propuesto por la Junta de Sanidad”.

En los años 70, ante la imposibilidad de poder competir en el mercado con las macro empresas del sector, estas pequeñas tejeras familiares fueron cerrando paulatinamente.

3 comentarios:

  1. miuy interesante, al final las charcas se cubrieron o siguen igual...
    que buenas fotos

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    1. Perdona el retraso pero hace mucho tiempo que no entro en mi blog.
      Unos pozos fueron rellenados y convertidos en fincas y todavía existen algunos que son unas grandes lagunas.

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  2. Te felicito, por el trabajo tan bonito que estas haciendo.Es muy enriquecedor.
    Un abrazo.

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